
Amigo, cuando eso está ahí, déjate en paz, si eso es lo que hay en tu vivir, déjate ya en paz. Sólo pide ayuda, nada más. Vive toda esa rabia y siente todo ese dolor. Mírate. Sé que buscas respuestas a tu estado. No sabes realmente donde y cuando se originó. Has oído demasiadas cosas pero tu mente no puede ir más allá de recuerdos de esta vida tan llena de contrastes ¿se forjó en los misterios gestación? ¿en la crueldad de la infancia? ¿en la febrilidad de la adolescencia? ¿en el ansia de la juventud? Yo no lo sé, amigo, pero yo te veo, te escucho y te comprendo.
Puedes creer que, por tu pasado, está todo justificado, y no seré yo quien te quite la razón. Sí, sé que te hicieron mucho daño. Y fueron aquellos a quienes también se lo hicieron otros antes, y a estos otros antes se lo hicieron también, y así, hasta el inicio del tiempo. Por eso no puedes ya culpar a nadie, porque ya sabes que tus hermanos no son culpables, sabes que son como tú y no quieres seguir viendo esa devastación. Entonces le echas la culpa a Dios. Por eso un día dejaste de creer en él, por tu enfado descomunal debido a tu sufrimiento. No podías estar a merced de alguien tan cruel. Pero te digo, hermano, que eso no es Dios y que tú no entiendes nada. Y no puedes entender pues eso que quiere entender es la propia entraña de dolor...
Ahora bien, amigo, es hora de salir, de ir más allá de eso. No tiene ningún significado ni sentido alguno seguir ahí. Hermano, no tengas miedo porque toda tu pena, tu rabia y tu dolor, no son nada. Quiero que lo veas por ti mismo. Totalmente: Siéntelo! Vívelo! Traspásalo! Mira cuanta Luz! Mira cuanta Paz! Mira cuanto Amor! Por fin liberados. Por fin en casa.