Tal vez no te sea posible estar siempre contento mientras millones de personas del mundo viven en la pobreza, en la enfermedad o en la guerra. Tal vez no te sea posible una dicha duradera si la gente de tu alrededor no está bien. Tal vez no has venido a este mundo para estar siempre jubiloso. Tal vez tengas que vivir el dolor humano, la tristeza, la soledad, el miedo, la angustia, la culpa, la ira, etc. Sentirlo para comprenderlo. Comprenderlo para servir de ayuda. En algún momento y lugar, has tomado la decisión de llevar a cabo esta misión. Ya te dijeron que no sería fácil. El panorama parece desolador en el mundo de los hombres. Por eso estás aquí. Y para ser de ayuda a un problema, has de comprender el problema. No se te pide ser como Jesús. No se te pide que mantengas el tipo en todas las situaciones. No se te pide nada. Simplemente decidiste aportar tu granito de arena. Cumplir tu pequeña parte. Quisiste hacerlo. Y quieres hacerlo. Seremos legión aunque es posible que a veces te sientas solo. No necesitas más terapias. Tienes mucha información ya. Es momento de convertir todas las enseñanzas en hechos. Sé las enseñanzas. Sé como tus maestros. Pero no queriendo ser como ellos. Siendo como tú. Con tu forma de hacer las cosas. Con tu inteligencia. Con tu visión. Con tus cualidades. Con tu humor. Con tu amor. Con tu comprensión. Con tu compasión. No pasa nada por todas esas cosas que parece que hay que superar: envidias y rencores, sentimientos de injusticia y hostilidad, la visión del dinero como fuente de estabilidad, las dudas, la duda, etc. Estarán ahí mientras sea necesario. Confía. Confía en ti.