11 - 07 - 09






Fregar los platos, o cómo la pereza se convierte en gozosa actividad…




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Escapar de los dominios del pensamiento…


Salir a espacios abiertos…


Mirar hacia el azul del cielo…


Que resucita a los muertos…


Y que pone la creatividad al descubierto…




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A estas de alturas de la película todos sabemos que hay que perdonar…


¿Pero lo hemos hecho realmente?


Hace falta sinceridad en esto…


Yo te digo que muchas veces estoy muy bien y todo está perdonado…


Y otras que echo la vista atrás y me es imposible hacerlo…


Puedo reconocer que por mis propios medios no puedo perdonar…


Que realmente ni puedo ni quiero hacerlo…


Porque tengo motivos sobrados para estar muy enfadado…


Creo que esto es lo que el ego es…


Y en el fondo no quiero esto…


Necesito un milagro…


Lo único que puedo hacer por mí mismo es reconocer lo que hay…


Creo que expresar con sinceridad lo que hay en mí es todo lo que se necesita…


Creo que Dios sólo pide sinceridad…


Él es el obrador de milagros y yo su instrumento…


Y si quiero ser un buen instrumento, debo estar afinado y limpio…


Y la limpieza más fina es identificar toda la porquería que hay…


Es no engañarse más a sí mismo…


Es ser sincero ante Dios…




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A veces llega el sábado por la noche y recuerdo aquella época…


La fiesta…


La música electrónica, la química, mmm…


El sentirse uno con todo… ¡WoooW!


Y la música latina, la física, mmm…


El disfrute, el sentir indescriptible…


No anhelo todo aquello, al menos no lo suficiente como para zambullirme otra vez…


Pero hoy lo he recordado y me han entrado ganas de llorar de felicidad…


Porque todo aquel sentir está aquí y ahora…


Puedo revivirlo porque puedo revivir, vivir o hacer cualquier cosa en mi mente…


Hoy es sábado por la noche…


Y no es mi destino pero tuve que pasar por las calles y por los antros de siempre…


En ese ambiente tan especial; las luces, los coches, los locales, la música, el murmullo de la gente…


Se expanden mis recuerdos…


Se perdonan…


He vuelto porque tengo que decir que eso no fue malo…


Porque no hay nada que sea malo…


Porque yo sólo quería la unidad…


Porque no había nadie que no quisiera la unidad…


Ni en las barras, ni en las mesas, ni en los centros de las pistas, ni en los bailes…


Ni en las previas emocionantes, ni en los miedos, ni en las conversaciones absurdas, ni en la guasa desternillante…


Ni siquiera en los detestables, en los insultos, en las peleas, ni en las ostias con el coche…


Ni en las febriles atracciones, ni en las bellezas deslumbrantes, ni en los traseros de las mujeres…


Ni en los fracasos, ni en el beber, ni en el fumar, ni en los baños minúsculos compartiendo aspiraciones…


Y por supuesto, ni en los ligoteos, ni en los triunfos, ni en los morreos, ni en las muchas ganas de ellos…


Porque no hay nadie que no quiera la Unidad…


Porque no hay nadie que no esté buscando eso…


Porque la hemos buscado en cada cosa que hemos hecho…