29 - 06 - 09




El ego no es bueno ni malo, es un funcionamiento inconsciente y erróneo. Y es una facultad de la mente el soltar lo falso cuando se percibe claramente como tal. Por eso es esencial el cultivo de la presencia, el “darse cuenta”. Para ver. Sencillamente ver lo que hay sin tratar de cambiar nada. Observar con paciencia, pues hay todo el hábito de una vida de funcionamiento incosciente del mecanismo del ego y seguramente, no deje de operar de la noche a la mañana. Darse cuenta de esa voz de dentro de la cabeza, que trata de razonar una infinidad de pensamientos asociados con intensas emociones, que se sienten tan profundamente íntimas y propias. Ver con claridad todo ese maremágnum con el que uno se ha identificado. En definitiva, ver el “yo” que creo ser. Verlo, Verlo, Verlo. Nada más.