Trabajar no sólo dignifica. Armoniza y fortalece.
-.-.-
Entregado al arte de dominar los pensamientos. O mejor dicho, tratando de superar los obstáculos de la pereza, en la aventura de ir al origen del dolor.
Un dolor de entrañas que necesita de todo ese pensar y divagar para ser resuelto, ocultado o ligeramente aliviado.
No se soluciona con pensarlo. Para resolverlo, Verlo. Admitirlo y sentirlo. Trascenderlo.