09 - 04 - 09




Jesús, en la crucifixión, simplemente nos ofreció la última enseñanza de su vida en la tierra…

Demostró que no era un cuerpo y que el Hijo de Dios no puede morir...

Para demostrar que no era un cuerpo, fue sometido entonces a la prueba más extrema…

Y para demostrar que sigue vivo, te invita ahora a que hagas una prueba, aunque mucho más liviana…

Simplemente, llámalo…

Busca en tu mente un lugar y un momento de quietud para hacerlo…

Llámalo de corazón, pues en él reside…

Llámalo… y vendrá…


--


No traicionó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió traicionado…

No aprisionó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió aprisionado…

No juzgó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió juzgado…

No insultó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió insultado…

No torturó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió torturado…

No asesinó a nadie y aunque a nuestros ojos pareció serlo; no se sintió asesinado…

De lo contrario, no estaría aquí ahora mismo, como está, sonriendo…