Mientras tengamos conflictos en nuestra mente, la inteligencia de la vida nos trae oportunidades para resolverlos…
Éstas son situaciones ante las que de repente nos encontramos, sólo que no las solemos llamar oportunidades, las solemos llamar problemas…
Así, reconozcamos esto cuando se nos presenta uno, y pongámoslo a la luz de la Verdadera Inteligencia que hay dentro de nosotros…
Plantea el problema que tienes muy claramente, sin engaños. Exponte tal cual eres ante el problema, con todas las ideas y sentimientos que tienes acerca del mismo…
Esto es algo para hacer en recogimiento, en tu intimidad. Escribe si te es necesario…
Expresa todas las ideas que albergas acerca del problema, de su planteamiento, de sus soluciones, de las personas implicadas, incluyéndote a ti mismo… desde una visión general hasta plasmar las cosas más concretas…
No olvides los sentimientos negativos; tus temores, tus enfados, tus desilusiones, tus sentimientos de injusticia…
Ni tampoco olvides la parte positiva, el amor y respeto que puedas sentir o hayas sentido por quienes estén implicados; tus deseos de solución, de paz, de vuelta a la armonía…
Cuando hayas expresado todo esto, pide por la solución y procura no pedir por la manera concreta de cómo te gustaría que ésta fuera… Puedes expresar esto también si quieres pero como una idea más dentro del problema…
Finalmente, sólo pide por la solución…
Y nada más… El problema devendrá resuelto…
En una operación matemática, si disponemos de una calculadora, introducimos todos los datos y ella nos da la solución sin tener que pensar ni hacer nada. De la misma manera, más allá de los limitadísimos y erráticos pensamientos con los que solemos funcionar, nosotros disponemos de una parte muchísimo más amplia, poderosa e inagotable en nuestra mente: la mente universal, superior, recta, intuitiva, etc. como le queramos llamar… Y si introducimos todos los datos (sentimientos + ideas) la solución viene sola, sin hacer nada, sin tener que andar con razonamientos y preocupaciones…
No existe absolutamente ningún problema que nuestra mente no pueda resolver. La clave está en el planteamiento del problema. Es decir, comprender verdaderamente el problema. Conocer bien esto es fundamental, ya que si no logro tener una visión clara de los elementos (datos: ideas + sentimientos) que realmente conforman el problema, y estoy pensando y preocupado por la solución, viviré esto con tensión pues no estaré aplicando el remedio en el lugar donde está…
Si se hace esto, se hace la paz, pues realmente habremos hecho lo que debíamos hacer…
Y la solución siempre llega. Siempre. Esto es seguro. No sabemos que formas va a adoptar ésta y no debemos juzgarlas; simplemente aceptarlas y confiar…
Es muy posible que el problema sea resuelto de inmediato, aunque también es posible que seas llevado a movilizar aspectos de tu potencial que debes desarrollar; desde hacer algo físico, alguna enmienda afectiva o incluso tal vez seas llevado a hablar honestamente con tu hermano…
Aceptemos la solución en las formas que la Inteligencia determine…
Confiemos… Y el conflicto interno se habrá transformado en paz…