Nunca has sido culpable de nada. Nunca hiciste daño a nadie. Tampoco eres víctima del mundo, en absoluto. Eres, sencillamente, libre de elegir. Siempre libre. Y siempre puedes elegir de nuevo.
Este espacio se ha concebido para entrar en paz. No importa qué ni cuánto se lea aquí. Sólo importa, en todo caso, que sea leído despacio, con calma, desde el corazón...